Impacto de los TCA en las familias
Un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) puede afectar a toda la familia, por lo que es normal que las personas que están más estrechamente relacionadas con el paciente puedan tener muchas inquietudes.
Los efectos de estos problemas no se limitan a las consecuencias sobre la persona afectada, sino que añaden un alto grado de disfunción familiar y, sobre todo, de sufrimiento en el entorno.
De esta manera, la convivencia con una persona que sufre un trastorno alimentario puede llegar a ser estresante y supone una gran demanda.
Principales impactos de los TCA en las familias:
Ansiedad y estrés: Los familiares sienten una gran ansiedad ante la posible dependencia de la persona afectada, así como ante los riesgos médicos relacionados con el TCA. Las reacciones emocionales intensas de la persona con el trastorno también generan un ambiente estresante.
Modificaciones del estilo de vida familiar: Es común que las familias adapten sus hábitos alimentarios y rutinas para tratar de controlar los síntomas del TCA. Esto puede incluir cambios en qué alimentos se compran, cómo se cocinan y en qué horarios se come.
Aislamiento social: Este tipo de problemática tiende a llevar a un aislamiento, evitando visitas de amigos, salidas a restaurantes y celebraciones de cumpleaños, lo que a su vez, fomenta la disfunción familiar.
Cambios en la dinámica familiar: La familia puede asumir la carga de las responsabilidades que antes pertenecían a la persona afectada, lo que puede llevar a un resentimiento y a una alteración en las dinámicas familiares.
Reducción de la comunicación: La comunicación puede tornarse superficial y centrarse únicamente en la alimentación y el peso, lo cual limita la interacción familiar a temas relacionados con el TCA.
Estigma social: Las familias sienten el estigma asociado con los trastornos alimentarios y pueden optar por ocultar la situación a amigos y familiares, lo que añade otra capa de dificultad.
Conclusión
Reconociendo el impacto que un TCA puede tener en la familia, es fundamental realizar una evaluación exhaustiva para entender las necesidades y dificultades en el cuidado del familiar afectado.
Cabe destacar la importancia de, no solo tratar al individuo con un trastorno alimentario, sino también de apoyar a la familia en este proceso. Incluir a los miembros de la familia en la terapia y brindarles recursos adecuados puede ser vital para la recuperación del paciente y para la sanación del entorno familiar. La educación sobre la problemática y el apoyo psicológico para los familiares pueden mejorar significativamente la calidad de vida de todos los involucrados.

Laura Santi
Psicóloga Sanitaria (Col. AN10267). Área de Adicciones químicas y psicológicas y de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) del Centro Sanitario ESTUPENDAmente! en El Puerto de Santa María (Cádiz).